4. DEFINICIONES RESTAURACIÓN BORBÓNICA
1. CACIQUISMO
El turno en el poder no era la expresión de la voluntad de los
electores, sino que los
dirigentes de los partidos lo acordaban y pactaban previamente, es decir
se fabricaban los resultados.
Los
caciques jugaban un papel muy importante en este fraude
electoral. Eran individuos notables, fundamentalmente en el ámbito rural.
Ricos propietarios que daban trabajo a jornaleros y que tenían una gran influencia
en la vida local, tanto en lo social, como en lo político. También podían ser
abogados, profesionales de prestigio o funcionarios de la Administración, que
controlaban los Ayuntamientos, dirigían el sorteo de las quintas, proponían el
reparto de las contribuciones y podían resolver o complicar los trámites
burocráticos. Con su influencia los caciques orientaban la dirección del
voto, agradeciendo con sus “favores” la fidelidad electoral. Los caciques manipularon
las elecciones continuamente de acuerdo con las autoridades, especialmente
con los gobernadores civiles.
Éste sistema
estaba basado en que dos partidos, se
alternaban pacíficamente en el poder. Estos dos partidos serían el Partido Conservador, dirigido por
Cánovas del Castillo y el Partido
Liberal, dirigido Práxedes Mateo Sagasta.
El sistema de turno tuvo la gran virtud
de garantizar la alternancia
pacífica en el poder, poniendo fin durante un largo periodo al intervencionismo militar y a
los pronunciamientos. Sin embargo, el turno fue un puro artificio político, destinado a mantener apartados del
poder a las fuerzas que quedaban fuera del estrecho sistema diseñado por
Canovas: las fuerzas de izquierda, el movimiento obrero, los regionalismos y
nacionalismos.
3. CUNERO:
Durante la
Restauración borbónica, los partidos dinásticos, conservadores y liberales, se
alternan pacíficamente en el poder. El fraude electoral hacia que el turno
fuera posible. Diversas estrategias organizaban este fraude que se iniciaba en
el Ministerio de la Gobernación y llegaba al ámbito rural, a través de la
figura de los caciques.
El término cunero empezó a emplearse
durante el siglo XIX para referirse concretamente a los candidatos extraños al
distrito y que estaban patrocinados por el Gobierno, durante la España de la
Restauración. Los candidatos, que el
poder ejecutivo encasillaba cómodamente en los distritos rurales
controlados por el Gobierno con el fin de tenían garantizado un escaño, sin
parar mientes sin tener en cuenta las relaciones o vinculación del candidato
con sus representados. La figura del cunero es un ejemplo de la manipulación electoral, puesto que un individuo
sin vinculación a un territorio y desconocido para sus habitantes podía
representarlos
Se conoce como pucherazo al método de
manipulación electoral usado principalmente durante el periodo de la
Restauración borbónica en España. Con esto pretendían establecer una
alternancia pactada previamente entre el Partido Liberal y el Partido
Conservador, es decir, el turnismo. En
el ámbito rural ejercían este control los caciques. Para llevar a cabo dicha manipulación, existían diversos métodos, entre ellos el pucherazo, que
consistía en guardar papeletas de votación en pucheros (de donde viene la denominación), y estas se añadían o se sustraían de
la urna electoral a conveniencia, para conseguir el resultado deseado.
Se utilizaban otros
métodos como colocar las urnas en lugares de imposible acceso, votos de los
fallecidos, “cuneros”,
etc.
En periodos posteriores,
el popular nombre de pucherazo siguió empleándose como sinónimo de fraude electoral.
5. Bipartidismo
El sistema
político de la Restauración estaba ligado a la figura de Antonio Cánovas del Castillo. Este, era
consciente de que era necesario renovar el agotado programa de los moderados.
Por ello, una de las novedades que propuso, era el sistema bipartidista. Éste sistema
estaba basado en que dos partidos, se
alternaban pacíficamente en el poder. Estos dos partidos serían el que él creo,
el Partido Conservador, que
debía sustituir al agotado partido Moderado, y el Partido Liberal, dirigido por el antiguo progresista Práxedes
Mateo Sagasta, que sería el
heredero de los ideales de 1869 adaptados a los límites del sistema canovista.
El sistema
de turno tuvo la gran virtud de garantizar la alternancia pacífica en el poder,
poniendo fin durante un largo
periodo al intervencionismo militar y a los pronunciamientos. Sin
embargo, el turno fue un puro
artificio político, destinado a mantener apartados del poder a las
fuerzas que quedaban fuera del estrecho sistema diseñado por Canovas: las
fuerzas de izquierda, el movimiento obrero, los regionalismos y nacionalismos.
El turno en
el poder no era la expresión de la
voluntad de los electores, sino que los dirigentes de los partidos lo acordaban y pactaban previamente.
Una vez acordada la alternancia, se producía el siguiente mecanismo: El Rey nombraba un nuevo
Jefe de Gobierno y le otorga el decreto de disolución de Cortes, y a su vez, el
nuevo gobierno convocaba unas elecciones que resultaban fraudulentas. Fabricaba
los resultados mediante el “encasillado”,
que era la asignación previa de escaños en los que se dejaba un número
suficiente a la oposición.
Movimiento
ideológico que tuvo lugar en España a partir de 1898, que defendía la necesidad
de mejorar la situación del campo español y de elevar el nivel educativo y
cultural del país.
Tras la
revolución de 1868, los intelectuales progresistas consideraban que se había
perdido una gran ocasión para modernizar el país. En 1876 se creó la
Institución Libre de Enseñanza, lugar en el que se reunían y gracias a ella el
krausismo tuvo una gran difusión en España.
Algunos
intelectuales consideraban que la sociedad y la política españolas no
favorecían ni a la modernización de la cultura ni al desarrollo de la ciencia.
Esta corriente, acabó conociéndose como regeneracionismo. Su mayor exponente
fue el aragonés Joaquín Costa.